
Quizás en lo más recóndito de su mente, mientras rubricaba la relación contractual que le une al Levante por los próximos cursos, Enis Bardhi imaginara la dimensión que significaba pisar, en condición de protagonista estelar, escenarios egregios del firmamento futbolístico mundial. La magnitud que adquiere el universo de LaLiga Santander propicia experiencias de este calado que nacen desde el simbolismo y desde la significación. El Levante saltará al verde del Santiago Bernabéu el próximo sábado a las 13:00 horas para competir ante el actual campeón de la competición liguera. Partido mayúsculo para jugadores intrépidos y corajudos. Quizás esos componentes entroncan con el espíritu aventurero que encarna el centrocampista internacional por Macedonia. No hay sobresalto en su mirada, ni se deja atrapar por el vértigo cuando se trata de franquear los muros del equipo adversario. Su alma parece inquebrantable. Y sus pupilas centellean con la luminosidad del que está descubriendo un cosmos totalmente desconocido.
Quizás bastaría con haberlo vivido en una ocasión para conocer con certeza el tipo de emociones que genera este tipo de confrontación, pero por lo que afecta al futbolista balcánico se trata de una especie de bautismo. Lo cierto es que Bardhi alcanza la cita en el santuario madridista ungido por los Dioses del Olimpo balompédico. Esconde un cañón teledirigido entre sus botas y posee una visión periscópica privilegiada que le permite traspasar barreras inabordables desde la estrategia. La unión de estos dos factores parece letal. Sus efectos pueden ser devastadores. Después de participar activamente en los compromisos clasificatorios para el Mundial 2018 con la Selección de Macedonia ante Israel y Albania mudará su piel para ajustarse la elástica azulgrana a su cuerpo. Bardhi tiene una misión; dejar su estela en un marco incomparable. La apuesta parece repleta de riesgo.
No es fácil mostrarse ante el poderoso Real Madrid, pero en cierto modo el jugador balcánico llega a la cita en la Capital de España avalado por unas prestaciones que no hacen más que reivindicar sus caracteres como futbolista. No es una afirmación gratuita. El fútbol suele ser caprichoso en sus manifestaciones. La evolución de la pretemporada y dos partidos adscritos al campeonato de la regularidad frente al Villarreal y al Deportivo han bastado para establecer una mutación en torno a su figura. El ciclo presentado incluye poco más de un mes. El espacio comprendido es realmente corto, pero, por contra, la dimensión alcanzada adquiere profundidad y extensión, si bien no habría que incurrir en juicios dogmáticos. Bardhi desafía a los guardametas del Real Madrid en su propia casa. No parece un enunciado injustificado. Los ejemplos se agolpan para anunciar evidencias.
El futbolista aguarda la confrontación en el viejo Chamartín con un pleno de aciertos desde las inmediaciones del área de su oponente. El porcentaje que maneja es demoledor. Cuatro de los cinco proyectiles propulsados en acciones a balón parado han acabado en las redes contrarias. Esa práctica no parece tener misterios. Sus botas se afilan. Hay sutileza y vigor en sus golpeos. Y magia y encantamiento en los lanzamientos para esquivar la tupida barrera y desnortar al arquero. La última muesca permanece fresca en la retina de los seguidores azulgranas. Fue en el Ciutat en el duelo ante el Deportivo. El latigazo restituyó los ánimos de la escuadra local tras los dos mazazos del colectivo gallego. Bardhi reafirmó sus convicciones con una detonación inarbodable para los guantes recios de Rubén.
El hecho comienza a adquirir la condición de tradición después de las diferentes manifestaciones de esa índole en los partidos disputados durante la pretemporada. Hay una repetición ordenada. Los cancerberos del Cádiz, Villarreal y Elche sintieron la impotencia que genera la virulencia de este estallido. El balón amenaza con acariciar el cielo, pero el golpeo esconde un enigma inaccesible para los porteros; el cuero cae con la potencia que proyecta a un cohete teledirigido dibujando por el camino una curva mortífera y letal. El ascendente de Bardhi en el ecosistema azulgrana parece inviable. Todas las maniobras desde la estrategia surgen desde sus aniquiladores borceguíes. Es el jugador que más ocasiones genera de LaLiga Santander con 4’6 ocasiones generadas. Quizás la intimidación sea real.