La jornada del sábado nueve de enero comenzó en el Ciutat de València y concluyó, robándole furtivamente minutos al nuevo día, en el mismo escenario con Mauricio Cuero como principal protagonista. El atacante colombiano tenía subrayado en rojo el duelo ante el Rayo Vallecano sobre el verde del coliseo de Orriols por motivos más que obvios. En cierto modo, el partido ante la escuadra madrileña podía inaugurar un nuevo ciclo en su carrera profesional después del compromiso adquirido con la sociedad azulgrana que se certificó en las primeras jornadas de diciembre de 2015. El encuentro sonaba a maitines. Todo estaba preparado. Los requisitos legales estaban en regla. El delantero podía ceñirse la elástica blaugrana en competición oficial.
Cuero arribó al feudo granota al filo de las diez y cuarto de la mañana. Ataviado con el chándal oficial del club, y sin desprenderse de la sempiterna sonrisa que parece ondear permanentemente de su rostro, saltó el rectángulo de juego para recibir las últimas consignas previas al intrincado duelo ante el bloque que prepara Paco Jemez. Una hora después su nombre aparecía en la relación de jugadores que afrontarían la cita ante el Rayo. Rubi había advertido de su inclusión en la citación apenas veinticuatro horas antes, si bien no rubricó su condición de titular. La primera criba la había superado. Cuero volvió a ajustarse el chándal y tomó el camino en dirección hacia el autobús que desplazaría al grupo al Hotel NH Las Artes. La rutina suele formar parte de las concentraciones del colectivo en las horas anteriores a los desembarcos ligueros.
No hay variaciones en el guion propuesto. Mauricio compartió el almuerzo junto al resto del plantel y cuerpo técnico, descansó en su habitación y puso especial atención para escuchar y metabolizar los postreros consejos de Rubi antes de emprender la vuelta al punto de origen en referencia al Ciutat de València. En ese instante de la cronología ya conocía su condición de titular en el trascendente enfrentamiento contra al Rayo Vallecano. Cuero recibió el aliento y el calor de su nueva afición al acceder a la cancha blaugrana. Los mensajes de apoyo se sucedieron focalizando un partido aristado para las dos escuadras en liza. La Delegación de Peñas se movilizó a lo largo de la semana para preparar con énfasis la confrontación.
El espíritu de la ‘Unión es la Salvación’ de 2010 se materializa en la consigna ‘Mai ens rendirem’ adoptada por todos los estamentos de Levante para luchar por la permanencia. Cuero se ajustó las botas en el vestuario y saltó al césped a los acordes del histórico himno de la entidad. El atacante protagonizó la anécdota en los prolegómenos de la cita al olvidar en el vestuario la chaqueta roja que lucen los integrantes del once levantinista instantes antes del inicio de la batalla cuando los dos bloques coinciden en la franja intermedia del campo en el protocolario saludo. “Estoy muy contento por el debut”, señaló en zona mixta a la conclusión de la cita. El jugador promete trabajo y empeño en beneficio del colectivo. “Me voy a esforzar lo máximo para sacar al equipo de abajo”. En ese sentido, valoró la victoria obtenida. “Necesitábamos un triunfo y lo hemos conseguido”. La hoja de ruta de Mauricio Cuero refleja sesenta minutos sobre el verde y un par de apariciones sobre el marco defendido por Yoel.
