
Diop ilumina el cielo tenebroso de Balaídos
Hacía una noche en Vigo que invitaba más a tratar de realizar un ejercicio de introspección a buen recaudo mientras afuera el agua caía con furia que a marchar al feudo de Balaídos para seguir las evoluciones del choque enfrentó al Levante y al Celta de Vigo en partido adscrito a la novena jornada. La lluvia fue la devota compañera de una cita saldada en los minutos finales con la diana alcanzada por Pape Diop muy productivo al aprovechar un rechace en la frontal del área de una falta lanzada por Juanfran. El centrocampista africano está trufando su currículum con goles en la presente temporada. Eficaz y comprometido en la línea de medios guarda las esencias para sacarlas en las cercanías de la meta contraria. Sucedió en Almería y aconteció en tierras gallegas. El disparo del mediocentro fue inapelable para Joel. No era sencillo empalar el cuero, pero el futbolista adecuó su cuerpo a la exigencia que demandaba un remate seco y contundente. En la disciplina del fútbol la frontera que ejerce una barrera de separación entre el éxito y el fracaso es, en muchas ocasiones, angosta. El partido en Balaídos demostró esta especie de axioma. El encuentro parecía abocado al empate sin alteraciones en el marcador cuando apareció Pape Diop para ajusticiar a su rival y conseguir tres puntos que mantienen al Levante en la zona media de la tabla.
La noche era para titanes y para realizar un esfuerzo descomunal. El agua caía con virulencia sobre el verde. Hasta las torretas del campo decidieron apagarse ante el caudal de agua. El partido quedó en suspenso justo cuando estaba a punto de reanudarse en su fase definitiva. El desenlace del enfrentamiento puede relacionarse con la diosa fortuna. Es posible que pudiera sustentarse esta afirmación. El Levante no merodeó e exceso por las cercanías de la meta de Joel, pero salió con el botín dispuesto tras la diana conseguida cuando los dos bloques parecían valorar el signo que conlleva el empate, pero en el fútbol hay mística y no siempre tiende al orden que parece prevalecer en función de la evolución de los hechos. Quizás surjan más lecturas para acentuar el triunfo granota en un escenario que le trae buenos recuerdos durante la historia más reciente. El Levante no es un equipo vulnerable. En el feudo celtiña lo demostró. Y tiene una capacidad suprema de sufrimiento cuando el guion así lo exige. Y principalmente se agarra y no se descabalga de los encuentros. Y tiene instinto para lograr despedazar a su adversario cuando la acción lo reclama.
La totalidad de esas tendencias, algunas antagónicas, se sucedieron sobre el verde del coliseo vigués. El Levante mantuvo el orden pretoriano que le caracteriza en la retaguardia. Es una máxima que intenta proyectar en cada una de las confrontaciones. Parece un componente innegociable de su juego. El rigor defensivo es una patente de corso. Es el inicio; el génesis de su filosofía o el punto de arranque. El Levante tiene tendencia a encriptar los partidos desde la defensa en un intento por confundir y aletargar a su rival. En Balaídos, y en distintas fases, quizás no eligiera la mejor opción para tratar de cruzar el campo en dirección a los dominios defendido por Yoel, pero siempre se mantuvo firme resguardando los confines de Keylor Navas. Los atacante granotas intentaron conducir sobre una superficie que quizás demandaba otra respuesta por su parte. Con tanta lluvia más que conducir, una tarea compleja, hay que mover el balón.
El Levante salió indemne del momento más crítico de la confrontación que llegó en la segunda mitad con el Celta volcado por los costados y con Nolito rasgando la defensa levantinista. El desarrollo del duelo en ese instante era el esperado. El Celta no es un equipo vulgar con el cuero en los pies. Es académico en sus movimientos aunque le faltó decisión y más convicción en los metros decisivos. El Levante agazapado buscó su momento para cambiar de raíz el sentido del duelo. Por norma nunca dimite de los partidos. Es un equipo curtido y de movimientos metalúrgicos. Entre sus valores brilla la perseverancia y la tenacidad. Es muy obstinado en una idea. Tiene tentáculos para inmovilizar a su presa y abalanzarse sobre ella dejándola inmóvil. Pape Diop cazó un balón suelto, y sin dueño, para prolongar la excelente racha granota lejos de su hábitat natural. Hay un dato que resulta inapelable cuando han transcurrido nueve jornadas; únicamente ha perdido ante el F.C. Barcelona y Real Madrid. Y como visitante no es una bicoca.