
Eibar-Levante; En busca del fin de la maldición de Ipurua
Hubo un tiempo en el marco de la historia en el que el enfrentamiento ante el Eibar se convertía en una especie de jeroglífico irresoluble para las huestes azulgranas. Los partidos en territorio eibarrés adquirían el grado de auténtica tortura china para la escuadra azulgrana. Y los términos apenas variaban cuando el Eibar presentaba la condición de foráneo para aterrizar sobre la superficie del Ciutat de València en partido oficial, principalmente en el ecosistema de la categoría de Plata. El bloque vasco se manifestaba con la fiereza de una bestia temida a la que parecía imposible someter en el interior del terreno de juego. El relato ha experimentado una modificación en los últimos tiempos. Desde el nacimiento del tercer milenio resulta posible rastrear triunfos en el expediente azulgrana. Hay un evidente giro en la inercia descrita, pero la victoria se resiste en el coliseo eibarrés, si se fija la atención en el serial de confrontaciones dispuestos entre los contendientes como rivales. No obstante, si algo distingue al Levante del presente más cercano es su capacidad para responder a los desafíos más extremos con argumentos de contundencia. Quizás este último punto sirva para contextualizar la batalla de Eibar y su significado.
El calendario suele ser implacable en sus manifestaciones. El Levante de Muñiz rendirá visita en la jornada de mañana al feudo vasco. El duelo está pautado para las 18:30 horas. La entidad de Orriols regresa a un escenario que suele generar inquietud por la dificultad que entraña. Siempre se ha resaltado su escenografía que impregna un aroma que recuerda a las propiedades que caracterizan al balompié inglés. Lucha, brega, intensidad, juego directo y pasión en las gradas son componentes que no se negocian cuando los partidos entran en acción sobre esa superficie, si bien el Eibar de José Luis Mendilibar ha tratado de alejarse radicalmente de esa imagen simbólica que parecía enmarcar cada confrontación para dotarla de uno caracteres específicos. Parece una evidencia que su sello ha mudado en los postreros tiempos. Hay una querencia por el uso del balón y una tendencia a expresarse básicamente a través de su uso y tenencia. Es una constante.
Si se pudiera representar desde un prisma mitológico, Ipurua encarnaría las virtudes del Dios Marte, deidad que representa los valores propios de la Guerra. No sería la representación serena y reflexiva, que parece realizar un ejercicio de introspección, como si cavilaría por el sentido de una vida ya profunda, que plasmó Velázquez en el siglo XVII. Sería una representación más agitada y tortuosa como si pretendiera reafirmar esa sensación de intimidación sobre oponente. Ipurúa suena como un acorde contundente de los ACDC. No obstante, la química entre el Eibar y su entorno más cercano se ha resquebrajado en los últimos tiempos. El equipo ha perdido esa fiabilidad que adquiría como propietario y que le convertía en un adversario terrible y feroz. Es una cuestión que confirma la gélida estadística. Lo cierto es que el grupo únicamente ha resuelto una confrontación en calidad de local en el trascurso del ejercicio en recorrido. Fue ante el Leganés a mediados del pasado mes de septiembre. Anda el Eibar a la búsqueda de esta pátina de brillo que lustró su currículum en temporadas inmediatas.
El Levante alcanza la cita reconfortado tras la victoria conquistada en Girona en el formato de la Copa del Rey. El colectivo azulgrana recuperó la esencia del triunfo, pero subyacen más aspectos positivos por debajo del marcador. En Montilivi quedó confirmada la naturaleza de una idea y de una filosofía inquebrantable que persiste por encima de las variaciones en el paisaje. Ese componente reivindicativo que presenta la Copa se manifestó sobre el verde del campo catalán con el surgimiento de jugadores con menor presencia que trataron de mostrar sus credenciales ante la mirada escrutadora de López Muñiz. Quizás esa metamorfosis que imperó en Girona no tenga una traslación inmediata al ecosistema la Liga, pero dejan un poso y una reflexión en la mente del preparador asturiano. Finalmente, el entrenador no recupera a Jason. Y en el final del entrenamiento matinal en el Ciutat de esta mañana Boateng se retiró tras un fuerte golpe en el tobillo izquierdo. No osbtante, el atacante está incluido en la convocatoria. El duelo tendrá una significación muy especial para Luna y Morales. Su pasado conjuga con la institución armera.