El Levante, a la conquista del Coliseum Alfonso Pérez
El Levante U.D. metabolizó la derrota del debut liguero ante el Sevilla en el Estadio Ciudad de Valencia hace dos semanas con un grado de sensatez y de madurez ejemplar. No hubo discursos catastrofistas detrás de un tropiezo más contundente por la susceptible información que emana de la amplitud del resultado que quizás por el juego vertido por ambos conjuntos sobre el tapete verde del feudo de Orriols. Tampoco acompañaron a la derrota reacciones tremebundas. Ni lamentaciones desaforadas. Ni discursos desproporcionados con tendencia hacia la hipérbole.
La escuadra que prepara desde el banquillo Luis García y la totalidad de los estamentos que conforman la sociedad saben con sobrado conocimiento dónde se encuentran y la naturaleza del destino que aguarda al club en el marco de la exigente y despiadada Liga BBVA. En todo caso, la derrota frente a una entidad inserta en la competición europea no resulta definitiva en la epifanía del curso liguero 2010-2011. El colectivo mantiene el oremus. Y la fidelidad a un programa estructurado y organizado que conjuga con la ilusión y la esperanza. Su rostro es duro e imperturbable, pese a los pronósticos desoladores que pretenden convertir al club en la cenicienta de la Primera División atendiendo a unos parámetros en los que prevalece sobremanera una cuestión estrictamente económica.
Parece un hecho comprobado y de una importancia supina conocer el espacio en el que te ubicas para medir las reacciones y enfocarlas desde la certeza y la conveniencia. Como los viejos tercios que luchaban en el siglo XVI por la Vieja Europa en nombre de Castilla el grupo quiere hacer fortuna en un medio hostil y atroz. Dos semanas después del encuentro que devolvía al Levante U.D. a las coordenadas de la Primera División el colectivo regresa las trincheras para enfrentarse al Getafe en el Coliseum Alfonso Pérez. Los desafíos se multiplican en este ejercicio de Liga. Y el reto inmediato es asumir la condición de foráneo sin complejos ni perturbaciones. No se avistan duelos menores en un universo extremadamente severo.
La huella de la escuadra del sur de Madrid durante el curso anterior acentúa la entereza y solvencia de su juego como local. El equipo azulón finalizó el trayecto liguero como uno de los bloques más firmes y consistentes en calidad de casero. Es cierto que, a priori, ha perdido vigor, potencial y hasta gol con las marchas de Pedro León y Soldado aunque ha tratado de recomponer su andamiaje con la adquisición de jugadores curtidos en la categoría. Y mantiene el estilo y la propuesta que distingue a Michel. No obstante, el mérito del Getafe es extraordinario si se amplían los márgenes. Su capacidad de supervivencia en un mundo sumamente competitivo es más que estimable. Y lo ha hecho explotando sus recursos y bazas con inteligencia e imaginación.
Surge en la Primera División como un espejo sobre el que deberían reflectarse los equipos que proceden desde los puntos menores del fútbol. Desde su llegada a la elite en la temporada 2003-2004, cogido de la mano del Levante de Preciado, ha ido en continuado progreso escalando posiciones en la Liga de las Estrellas y adquiriendo notoriedad. Su crecimiento es innegociable. Es un equipo acostumbrado a reinventarse cada temporada. Su imagen se ha visto fortalecida como demuestra su estancia en Europa y su protagonismo en dos finales de Copa del Rey situadas sobre esta cronología. Es incuestionable que el Levante opondrá resistencia al grupo madrileño. Es una cualidad que distingue a los grupos que prepara Luis García. El técnico ha incidido en esa línea argumental durante la secuencia que separa el choque de Sevilla de la prueba en Getafe. La derrota fue didáctica y mostró enseñanzas que no se deben olvidar.