
Saltó al verde del Ciutat de València a doce minutos de la conclusión del derbi con la misión de defender con uñas y dientes un marcador que sancionaba una mínima ventaja azulgrana (2-1). Todavía se escuchaban en el feudo de Orriols los sonidos reverberados de la diana alcanzada por Morales después de un arranque sideral desde la línea de medios. “A mí el pelotón, Sabino que los arrollo” pareció pensar Morales emulando a Belauste en el nacimiento de la furia española allá por los años veinte. El atacante madrileño fue venciendo a cuantos jugadores valencianistas trataban de obstruir su colérico avance para lanzar un obús teledirigido, trazado con compás, escuadra y cartabón, que sorprendió a Diego Alves. Juanfran cumplió con su cometido principal y festejó un nuevo triunfo ante el Valencia en el partido que en los últimos tiempos reúne a las principales escuadras futbolísticas de la capital del Turia. El defensor no estuvo presente en el enfrentamiento de Mestalla unos meses más tarde.
Rozando los cuarenta tacos está en condiciones de seguir alimentando su currículum personalizado desde el interior del verde con más apariciones con el escudo del Levante pegado a su piel. Juanfran es el señor de los derbis desde la perspectiva granota. Nadie suma más comparecencias con la elástica azul y grana en este emotivo y esperado enfrentamiento. Resulta posible rastrear su presencia en ocho derbis. Los números adquieren una nueva dimensión al contabilizar el total de los encuentros disputados entre los dos equipos en la elite; veinte. El registro es imponente y amenaza con aumentar en el caso de posarse sobre el rectángulo de juego de Mestalla. La presencia del defensor en este tipo de choques es habitual y ordinaria y su huella es perceptible desde el retorno a Primera División. Es evidente que la relación de Juanfran con el derbi es profunda y sus recuerdos son notables. Todos están almacenados y forman parte de su extensa memoria. Las emociones se suceden.
“Menudo partido. Mantuvimos el cero a cero con un jugador menos desde la primera parte. No es posible olvidar ese partido por todo lo que significó para el levantinismo. Conseguimos la permanencia en Mestalla”. Juanfran regresa al pasado para rememorar un duelo, estigmatizado por la expulsión de Xisco Nadal, que garantizó la estancia de la sociedad levantinista en el marco de la Liga BBVA después de un curso repleto de incertidumbre. Las imágenes de los derbis protagonizados fluyen por su mente. La narración queda fijada en el derbi de la campaña 2012-2013. El Levante rescató un punto desde las botas de Barkero. “La jugada comenzó con un saque de banda que yo hago. El balón entra en el área, Barkero hace un movimiento con el cuerpo, Mathieu se resbala y conseguimos la igualada”. El derbi empieza a formar parte de la cultura de la capital del Turia.
Juanfran se traslada al Ciutat de València para seguir este recorrido personal. La decepción que conlleva la derrota, cursos 2010-2011 y 2011-2012, mutó un domingo con fútbol a la hora del Ángelus. Aquel día Martins desató las pasiones azulgranas tras perseguir con una indudable fe un balón en profundidad lanzado por Munúa. El arquero uruguayo fue el heraldo del gol. “Ese día hicimos muy felices a nuestros aficionados”, asegura el capitán. Y el pensamiento se mantiene intacto si se analiza el último combate en Orriols saldado con un triunfo merced a los goles de Ángel e Ivanschitz en diez minutos mágicos. “Fue un muy buen partido por nuestra parte. Y una excelente manera de despedir la temporada con nuestros aficionados tras sellar antes la permanencia”. Lo cierto es que Juanfran afronta el prólogo del partido de Mestalla del sábado con la posibilidad de rubricar su noveno derbi. Desde una prisma azulgrana, se distancia de los seis choques materializados por Sergio Ballesteros y si se amplían los márgenes podría superar los ocho duelos rubricados por Albelda y liderar tan sugerente estadística.