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Primer equipo

La batalla de Alcoraz

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El Alcoraz es el nombre que identifica al estadio en el que el Huesca compite, en condición de local, desde su inauguración en los primeros años setenta. Alcoraz es también sinónimo de una batalla de raíz mayúscula que mutó el destino de la monarquía aragonesa y que se produjo geográficamente colindando con el espacio que en el tiempo presente ocupa las trazas de la instalación de la institución oscense. La historia remonta al siglo XI. La conquista de Huesca (Wasqa) se convirtió en una premisa que la monarquía aragonesa ansiaba desde el reinado de Sancho Ramírez en pleno contexto marcado por la reconquista. No obstante, fue, Pedro I, su primogénito, quien asestó el golpe definitivo que significó la vinculación definitiva de Huesca al Reino de Aragón. La batalla fue cruenta. La ficción y la leyenda se funden, para alimentarse, con la aparición un tanto inesperada de San Jorge. Las crónicas resaltan que este mítico caballero estaba en Antioquia luchando contra los musulmanes. De ahí la interpretación legendaria de esta materialización. Las mismas fuentes advierten que su presencia fue esencial para decantar el conflicto del bando aragonés.

El tiempo ha transcurrido. Hace casi mil años de aquellos hechos que cambiaron el signo de la monarquía aragonesa y propiciaron su expansión hacia el sur, pero en ese entorno surge una nueva batalla. La acción se traslada al verde del Estadio del Alcoraz. La cruzada se inserta en el universo de LaLiga 1|2|3. En ese universo dirimirán sus destinos el Huesca y el Levante con el cuero como principal reclamo. No hay una lucha entre cristianos y sarracenos como antaño. Hay una pelea entre dos representaciones de espíritu tan irreducible como indómito. Son cualidades que caracterizan a cada uno de los contendientes. Los dos equipos defienden con una lealtad inquebrantable sus ideales. De ahí la dificultad suprema de una confrontación de señal incierta en su nacimiento. El encuentro echará la cancela a la competición en la primera mitad de un recorrido muy profundo.

Nada parece concluyente, ni posiblemente el triunfo marque una tendencia definitiva, pero resulta indiscutible el tremendo golpe de autoridad que puede propiciar una victoria granota ante un adversario que pisa con fuerza el territorio que permite soñar con la Primera División. El rendimiento del grupo que conduce Anquela como local es más que notable. Y sirva como demostración más tangible los diecinueve puntos obtenidos en esa superficie durante el trayecto competitivo. El Huesca, prácticamente irreductible en su hábitat más cercano, se enfrenta al líder de la categoría de Plata. Sobre el pasto del Alcoraz se prevé un duelo mayúsculo entre dos escuadras de mirada reconocible, por sus formas y manera de entender la disciplina, que tratarán de minimizar, con sus armas, a su oponente.

Anquela ha conseguido impregnar a sus pupilos del pensamiento que le define como preparador. El fútbol del Huesca se gesta desde la complicidad y desde un trabajo stajanovista. La intensidad es un elemento innegociable. Hay una tendencia hacia el ilusionismo en el juego del bloque oscense que puede llevar al equívoco a su contrincante. No le importa ceder el balón a su contrario y agazaparse sobre sí mismo mientras va convirtiendo el terreno de juego en un campo minado. Detrás de ese planteamiento se acentúa la velocidad para despojar al adversario del balón, en las zonas más comprometidas del verde, con el fin de proyectarse vertiginosamente hacia la portería de su rival.

“Es un equipo duro, físicamente muy fuerte, habrá disputas, segundas jugadas y velocidad. Tendremos que estar muy atentos y concentrados y a estar a nuestro mejor nivel porque nos lo van a exigir”, valoró Muñiz al evaluar a un equipo que domina los rudimentos del fútbol. Desde esa perspectiva, se augura un partido para jugadores intrépidos y aventureros, de aquellos que no se dejen influenciar ni por el decorado, ni tampoco por el escenario. En sentido, las declaraciones de Anquela enjuiciando a su rival advierten del respeto que genera la escudería levantinista. El Levante afronta la cita ungido por los triunfos. Su itinerario más reciente en la Liga ratifica que atraviesa por un período de bonanza, quizás el más luminoso de la temporada, después de encadenar cuatro triunfos enlazados tras vencer al Tenerife, Rayo, Lugo y UCAM Murcia.

El ciclo victorioso está trufado con la negación del gol. Raúl Fernández encadena idéntico número de enfrentamientos sin doblar la rodilla. “Eso es gracias al esfuerzo y a la solidaridad del equipo porque todo el mundo tiene que estar bien posicionado para tener un buen ataque y una buena defensa”, postuló el entrenador levantinista, en rueda de prensa en el Ciutat instantes antes de partir hacia Huesca, repartiendo méritos y acentuado el carácter colectivo del bloque. Natxo Insa se subió al autobús granota después de perderse la cita de La Condodina por la fractura en los huesos propios de la nariz que sufrió en el transcurso del choque ante el Lugo. No hay variaciones sustanciales en la lista final. Iván, Chema y Montañés se quedan en Valencia recuperándose de sus respectivas lesiones.