
Quizás el encuentro que esta noche reúne al Levante y al Sportig de Gijón en el escenario de Orriols se defina en virtud de sus características personales e intransferibles que le confieren una singularidad específica. En el Ciutat chocarán frontalmente los dos equipos que cierran la tabla en la máxima categoría cuando únicamente restan ocho confrontaciones para echar la cancela a la competición liguera. Tres puntos distancian a los dos enemigos. La victoria presenta un valor incontestable por cuestiones numéricas y también anímicas. Se prevé una de esas confrontaciones difíciles de afrontar por la presión inherente y por el significado y la terrible trascendencia que conlleva. No hay espacio para las dudas. Ni tampoco para la incertidumbre. Se trata de un partido para futbolistas decididos y enérgicos que saben convivir con la presión y la ansiedad. El campeonato de la regularidad, en ocasiones, ofrece este perfil de duelos que hay que saber metabolizar para ofrecer la respuesta más oportuna y eficaz. En ese sentido, solo aquel bloque que esté mejor preparado mentalmente puede salir indemne de una confrontación repleta de aristas.
Por el horizonte surgen noventa minutos feroces e hiperbólicos por sus consecuencias, pero quizás sea el momento de cambiar el sentido del encuentro. Donde se presagia un enfrentamiento despiadado aparece una nueva posibilidad de redención para aferrarse de nuevo a la vida, si se analiza la cita desde un prisma azulgrana. El desarrollo de la jornada ofrece una perspectiva totalmente diferente en el análisis realizado. El Levante saltará a Orriols a las 20:30 horas para cruzarse con el Sporting de Gijón con el desafío de buscar un triunfo que le podría poner en la senda de la ansiada permanencia para recortar considerablemente las diferencias con el resto de los equipos implicados en la batalla. De hecho, la victoria supondría que el margen de separación quedaría reducido a dos puntos con respecto al Granada, equipo que marca en este instante la frontera con la permanencia. Desde ese prisma, es incuestionable que la percepción del encuentro muta de forma notable. Después de cercar el abismo durante muchas semanas hay una atmósfera de cierta liberación envolviendo al duelo. Ese aspecto lejos de generar temor tendría que estimular los sentidos de los pupilos de Rubi.
La reconquista es posible y empieza ante el Sporting. Es evidente que el grupo que dirige Abelardo aterriza en el Ciutat de València henchido de coraje y repleto de energía después de la demostración de fe mostrada ante el Atlético de Madrid aunque el duelo parece perderse en la inmensidad de la noche después del parón liguero. No es fácil revolverse ante la escuadra atlética y el Sporting fue capaz de sublevarse con un espíritu de rebelión incontestable. El bloque asturiano dibujó uno de esos típicos partidos que alimentan la confianza general ante los hechos acontecidos. No obstante, el Levante trasmite seguridad en Orriols desde el nacimiento de 2016. El colectivo granota se aferra a las prestaciones obtenidas en su entorno más cercano y a la fuerza que emana de la grada para domesticar un partido complejo. Rayo Vallecano, Las Palmas, Getafe y Valencia han caído en las semanas previas. Rubi cuenta con la totalidad del bloque disponible con las excepciones de Toño e Iván.