
Hubo de todo en el Ciutat en el derbi matutino que reunió a los principales representantes del fútbol de la capital del Turia. Hubo hasta reparto de puntos tras un intercambio de puntos durante noventa minutos extenuantes. El esfuerzo fue tan tremendo como agotador, tanto en el interior del pasto, con los futbolistas como protagonistas, como en la grada, con una afición tan leal y ardiente como la elevada temperatura que marcaba el nacimiento del encuentro. Una catarata de emociones se sucedió a lo largo de un duelo eléctrico, vertiginoso y siempre apasionante, por mor de todo lo acontecido en la superficie del campo. Fue una especie de constante por esa tendencia hacia lo inesperado que caracteriza a la disciplina del balompié. Máxime en este tipo de partidos de naturaleza tan emocional. No hay reglas, ni pautas para descodificar los derbis. En ocasiones, el instinto de los jugadores determina su evolución. No hay códigos que desvelar. Los detalles, la agitación, la turbación pueden decantar la cita. Y en virtud de los hechos desarrollados podría advertirse que los dos equipos, que se cruzaron en Orriols, magnificaron el fútbol para tratar de honrar a una victoria esquiva. Sobre el césped del coliseo azulgrana hubo goles, arrebato, derrapajes, suspense, con la aparición del famoso VAR, y compromiso.
No era fácil mantener el rigor y la frialdad conforme se acerca el desenlace de un duelo caracterizado por una climatología sumamente hostil. Achicharraba el sol en el Ciutat de Valencia mientras el Levante trataba de sobrevivir al drama generado por la expulsión de Coke. Restaba una inmensidad hasta alcanzar el definitivo ocaso. Quince minutos que parecían no consumirse. Un infierno del que había que huir. Quizás fue una prueba para mostrar esa condición gremial que caracteriza al bloque que adiestra Paco López desde el banquillo. Los granotas incrementaron los esfuerzos para mitigar la ausencia de un jugador con jerarquía sobre el rectángulo y ascendente en el imaginario del grupo. Síntoma del estado por el que atravesaba el duelo fue observar la estela de Morales defendiendo con ardor el lateral derecho de la retaguardia azulgrana. Quizás haya muchos futbolistas en la figura del Comandante. De entre todos los jugadores que se esconden sobresale uno que hace del atrevimiento y la decisión una virtud. No hay retórica en el juego propuesto por Paco López. Hay vértigo e ímpetu. Empieza a ser una marca que personaliza al Levante del preparador valenciano. Morales recoge el guante.
El Comandante desconoce el miedo. En realidad, su estima se acrecienta cuando entra en contacto con el balón. Solo así se explica la génesis del primer gol. Morales contra el mundo y contra los jugadores valencianistas para conquistar el corazón del área blanca. Wass quedó empequeñecido tras el caño que le tiró el Comandante en la línea de medios. El atacante siguió corriendo con la mirada puesta en Neto para abrir el juego sobre la llegada de Boateng. El disparo del ghanés cayó en las botas de Roger. El Pistolero no erró. Roger capitalizó el gol en el derbi. Su amanecer en la competición liguera es sugerente. Suma tres goles en tres partidos. Y hay dinamita en la nómina de los atacantes blaugranas. Máxime tras el aterrizaje de Borja Mayoral sobre la bocina el pasado viernes. Todavía en el primer acto, y tras la diana de Cheryshev, se coló entre los centrales para tocar lo justo para vencer a Neto. El partido, quizás como el guion preveía, medía a dos contrincantes refractarios a la especulación. Era un choque vertiginoso y repleto de alternativas. Morales chocó con la escuadra. Rodrigo no aprovechó un pase de la muerte.
Cada equipo trataba de rebajar a su adversario. Hay partidos que son vistosos para los aficionados y una tortura para los entrenadores. Quizás fuera el caso a la vista de las dianas conseguidas. El Levante machacaba el centro de la defensa rival. El Valencia percutía en los balones aéreos. Y la grada, pese a los efectos del calor, disfrutaba de un choque resplandeciente. Nada pareció cambiar en la reanudación. No obstante, en ocasiones, los partidos no son lo que parecen ser. Boateng flirteó con el gol tras desnudar a Diakhaby. El Levante quería romper los moldes del choque, pero no lo consiguió. Minutos después Parejo igualó la contienda desde los once metros. El argumento del encuentro mutó tras la expulsión de Coke. El poste y el larguero libró la meta de Oier de males mayores. Róber Pier esposó las botas de los delanteros del Valencia. No claudicó un Levante que no perdió de vista los dominios de Neto en otra demostración de fortaleza y de entereza para manejarse en inferioridad.Levante UD: Oier; Coke, Postigo (Róber, 46'), Chema, Toño; Prcic (Jason, 65'), Campaña, Bardhi, Morales; Boateng (Dwamena, 69') y Roger
Valencia CF: Neto; Piccini, Gabriel, Diakhaby, Gayà; Wass, Parejo, Cheryshev (Ferran Torres, 70'), Carlos Soler (Mina, 82'); Gameiro (Batshuayi, 68') y Rodrigo
Árbitro: Estrada Fernández (Comité catalán). Mostró cartulina amarilla a Coke, Chema, Morales, Ferran Torres y Santi Mina. Expulsó por doble amonestación a Coke.
Goles: 1-0 M. 13 Roger. 1-1 M. 16 Cheryshev. 2-1 M. 33 Roger. 2-2 M. 52 Parejo.