
Pazzini; Veni, Vidi Vici en su estreno como goleador para seguir los pasos de Caicedo y Obafemi Martins
Fue algo así como aterrizar sobre el verde del Ciutat de València y reducir las emociones del Real Madrid. Pazzini entró en éxtasis e invitó a la grada a experimentar ese grado de agitación mayúscula que colinda con el Nirvana cuando el partido expiraba y la sociedad madrileña amenazaba con asaltar los muros de la fortificación azulgrana tras la diana obtenida por Isco en la frontera con el minuto ochenta de la cita. El atacante italiano dibujó esa imagen ya icónica que conjuga con el gol desde un prisma más personalizado. “¿Has visto qué gol he marcado?” parecía anunciar con ese gesto ya característico e intransferible con los dedos de su mano derecha estableciendo una especie de V sobre su cara. El propio Pazzini descubrió su significado durante su presentación oficial como futbolista vinculado al imaginario levantinista, con Quico Catalán y Tito como testigos de excepción, en la jornada del pasado viernes en las entrañas del Ciutat. La acción se convierte en una respuesta a los goles de Luca Toni; un juego de diversión entre los killers del área con el fin de ofrecer una respuesta convincente a los misterios que conducen al gol.
Pazzini no tardó en dejar su rastro sobre el coliseo blaugrana en una cita con enjundia y calado ante el vigente campeón de la Champions. La imagen del gol llegó apenas diez minutos más tarde de emerger desde las catacumbas del banquillo. Su primera aproximación no pudo ser más efervescente y efectiva. La coyuntura permite aplicar esas tres palabras yuxtapuestas de una sonoridad extrema, Veni, Vidi, Vici, que la historia atribuye al general y cónsul romano Julio César al dirigirse al Senado para consignar la victoria conquistada en la batalla de Zela, a la disciplina del balompié incluyendo como sujeto principal al delantero transalpino. Cambia la cronología y el tiempo. Del 47 antes de Cristo al 2018. La conquista también fue suprema. Pazzini vino, vio y venció para recomponer el espíritu del levantinismo. El vértigo se apoderó del feudo del barrio de Orriols y también del protagonista de una maniobra que permite aprisionar un punto con un incalculable valor deportivo y también terapéutico. Pese a la vasta profundidad de su currículum y la infinidad de heridas de guerra que acumulan sus piernas, parecía una quimera dominar las emociones experimentadas con anterioridad sobre el césped.
"Es el debut soñado, haciendo gol en un campo lleno y disfrutando con mis nuevos compañeros. Es un bello grupo al que le gusta jugar la bola con entusiasmo. No tengo palabras", admitió Pazzini en la zona mixta del Templo levantinista todavía embargado por la excitación generada por los acontecimientos desarrollados en las cercanías de la portería defendida por Keylor Navas". Lo cierto es que no está al alcance de todos los delanteros disfrutar de una noche de pasiones sin tregua. Su estado de felicidad parecía estar totalmente justificado. No hay mejor carta de presentación que conciliar con el gol en el estreno con la elástica azulgrana. Si se echa la vista atrás para rastrear la historia más reciente, puede advertirse que Pazzini sigue la estela de Caicedo y de Obafemi Martins. El atacante ecuatoriano dejó su rúbrica en foma de gol en su primera aparición con la casaca levantinista.