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Primer equipo

Punto y final en Vallecas

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Las agujas del reloj marcaban las nueves y cuarto y la noche amenazaba con comenzar a oscurecer la superficie del feudo de Vallecas. Clos Gómez alzó los brazos para decretar el final del partido. Era el relato postrero del Levante en el marco de la Primera División después de seis temporadas consecutivas repletas de emociones difíciles de olvidar que siempre permanecerán en la retina de los seguidores adscritos a la causa azulgrana. El partido sonaba a elegía desde mucho antes de que arrancara, aunque el coliseo de Vallecas fue capaz de transformar ese lamento en un mensaje de rotunda esperanza para un futuro que volverá a enfrentar a los dos contendientes en el mismo escenario, pero en el ámbito de la categoría de Plata durante el próximo ejercicio de Liga. El Estadio de Vallecas es así. Visceral y comprometido con su equipo y también con los códigos del fútbol. Vallecas puede comportarse como un volcán en plena erupción instantes después de conocer que su destino más inmediato y cercano pasará por la Segunda División y también puede alzarse en pie para reconocer la profunda y angosta carrera deportiva de Juanfran. El capitán del once azulgrana sintió una cálida ovación cuando marchaba al vestuario lesionado que seguramente calará en lo más profundo de su interior.

En ese momento, el partido ya pertenecía al Rayo Vallecano. Después de un arranque que se presagiaba igualitario, en función de los planteamientos de cada oponente, Pablo Hernández desvencijó el marco de Mariño. Lo hizo con virulencia después de enganchar un tremendo disparo desde el borde del área que al que no pudo responder el cancerbero levantinista. El Levante se difuminó tras la diana del futbolista valenciano. El hecho lo aprovechó la escuadra rayista para ampliar los márgenes en el marcador. Trashorras tocó con sutileza desde la frontal del área para batir de nuevo Mariño. El bloque de Paco Jemez pudo aumentar el marcador en los minutos finales del primer tiempo. El equipo madrileño jugaba en el coliseo de Vallecas, pero también en los feudos del Sporting y Betis. En el Norte y el Sur de la Península Ibérica se dirimía una buena parte de su definitiva suerte.

En cualquier caso, el bloque de Jemez fue leal y de una fidelidad del todo inquebrantable a su filosofía y concepción del juego. Hay pocos equipos con esa personalidad. Nada pareció nublar su pensamiento. La valentía se convierte en una norma que no se negocia en el vademécum que caracteriza al preparador andaluz. La defensa se posiciona sobre la línea de medios y nadie parece rehuir a un pase o a tirar y devolver una pared. En esa faceta se acentúa sobremanera la calidad de Trashorras, un viejo rockero de pies sedosos que, en ocasiones, puede levitar por el verde de Vallecas. Verza pudo girar el sentido del partido tras el penalti cometido sobre un combativo Rubén que se hartó a imaginar diagonales que nunca llegaron a materializarse. Y Xumetra rozó la igualada en sendas ocasiones que resolvió el arquero local. Fueron los mejores minutos de un Levante falto de continuidad. No obstante, Miku en presunto fuera de juego cerró un choque que en ese punto del relato ya importaba poco como secuela de la victoria conquistada por el Sporting de Gijón que partía en dos el corazón del Rayo. No obstante, la reacción de su masa social fue tan ejemplar como exquisita y poética. No hubo reproches, ni lamentaciones, ni ningún tipo de desconsideración para unos futbolistas que regresaron al verde para sentir la cercanía de su afición.


Rayo Vallecano:

Levante UD:

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Amaya, Navarro, Deyverson y Verza.

Goles: 1-0. M. 11 Pablo Hernández. 2-0. M. 23. Trashorras. 2-1. M. 59. Verza. 3-1. M. 73. Miku.