
Suena a elegía el partido de Vallecas. Hay un lamento y un quejido que resulta perceptible. Es lo que suele acontecer cuando el descenso prioriza la atención de una confrontación. Y ese componente dramático forma parte del envoltorio del encuentro que mañana (19:30 horas) medirá al Levante y al Rayo Vallecano en el coliseo de la popular barriada madrileña. La tensión es evident si se analiza la confrontación desde el prisma que acentúa los movimientos del propietario del feudo rojiblanco. El foco de las miradas estará sobre el verde de Vallecas, pero también a una distancia sideral de la capital de España. Se prevé una tarde de nervios y de emociones. Todo lo que ocurra en Sevilla, con motivo del duelo entre el Getafe y el Betis, y en tierras astures, en el choque entre el Sporting y el Villarreal, puede condicionar el duelo entre la representación granota y el colectivo madrileño. El Rayo Vallecano necesita vencer y esperar acontecimientos. Su presencia en la elite no está garantizada aunque conjugue con los tres puntos que refuerzan el valor de la victoria.
El Levante va metabolizando en las últimas semanas su nuevo destino. Málaga marcó el epílogo de una aventura inolvidable en el Olimpo de los Dioses del fútbol español que ahora ya toca a su fin. En ese sentido, vuelve a surgir por el horizonte un duelo descafeinado, que nace desprovisto de aditivos, en claro contraste con el perfil de choque que afrontarán los pupilos de Paco Jémez ajados en su amor propio después de las acusaciones vertidas tras el partido ante la Real Sociedad que, no obstante, el grupo ha desmentido con rotundidad en una multitudinaria rueda de prensa que reunió a la totalidad de la plantilla tras el entrenamientos efectuado en la jornada de ayer en la sala de prensa de Vallecas. No hay heráldica en el enfrentamiento, por lo que respecta al Levante, pero debería existir compromiso y profesionalidad para cerrar una temporada repleta de complicaciones.
Nada mejor que retomar las palabras de Rubi para ratificar esta tesis. “Quiero ganar mi partido porque tenemos que defender nuestra entidad. Nuestra obligación es pelear. Hay una sensación agridulce, pero tenemos que demostrar que queremos competir hasta el final. No nos vamos a dejar ir”. El preparador reclama honestidad e integridad para afrontar los últimos noventa minutos del campeonato de la regularidad. En ese sentido, rememora el partido ante el Atlético de Madrid para espolear a sus pupilos. “Nuestra obligación es competir al máximo y poder mirarnos a la cara. La motivación tiene que ser la misma que tuvimos nosotros contra el Atlético”. Rubi no es ajeno al significado que encierra el encuentro para su oponente. El respeto es máximo. “Respetamos al máximo la situación de nuestro rival, no es fácil, no sé si acabará bajando o no, pero tenemos que defender nuestra entidad”. Vallecas clausura un ciclo que significa el advenimiento de uno nuevo.