El enfrentamiento nació con el reconocimiento explícito por parte de los jugadores de UCAM Murcia al campeón de la Segunda División, status que el Levante adquirió en territorio tinerfeño la pasada semana tras la igualada sin goles ante el Tenerife (0-0). El once de la escuadra murciana realizó el acostumbrado pasillo en los prolegómenos de la cita adscrita a la jornada cuadragésima que sirvió para legitimar la superioridad de la escuadra granota en un ejercicio excelso en su recorrido cerrado con el retorno al Olimpo de los Dioses del fútbol nacional cuando el calendario todavía anunciaba la disputa de seis jornadas para el desenlace definitivo de la competición liguera.
El Levante experimentó, minutos antes del arranque del encuentro ante el equipo universitario, una emoción equivalente a la que sintió el colectivo que dirigía Manuel Preciado en el enfrentamiento que despidió el ejercicio 2003-2004. Fue en Terrasa en un choque marcado por la voracidad anotadora de Reggi (4-4). El hat-trick del ariete argentino ratificó su renovación automática con el club del coliseo de Orriols. Reggi alcanzó sobre el verde del estadio catalán la cifra mágica de doce goles. El guarismo prolongó de facto su relación contractual con la representación levantinista. Hay que consignar que el Levante conquistó el rol de campeón la semana anterior tras vencer al Polideportivo Ejido como local (2-0).
El grupo que conduce López Muñiz desde el banquillo regresó al feudo del Ciutat de València ungido con la toga que le inviste como vencedor de LaLiga 1|2|3. Eneese sentido, no hay dudas sobre su comportamiento. Y no erró en el penúltimo choque como casero, pese a la diana de Jona que parecía poner entre interrogantes el desarrollo del enfrentamiento. Insa y Juan Muñoz, en dos ocasiones, mudaron el signo del marcador para mantener la condición de invicto que caracteriza al Levante en el Ciutat desde el alumbramiento de la competición liguera en agosto de 2016.
