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Primer equipo

Roger; la historia de 20 goles sumamente lucrativos

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Regresemos a la frontera del minuto noventa de la cita del pasado sábado en el Ciutat de València para resucitar el desenlace del duelo ante el Mirandés. La expectación era manifiesta en las gradas de Orriols. Una sensación de inquietud invadía a los seguidores locales mientras Roger trataba de realizar un ejercicio de introspección para alcanzar ese estado zen que le permitiría enfrentarse, liberado de cualquier impureza, al desafío enmarcado desde los once metros. Había tensión y una cierta incertidumbre. Las emociones que brotaban no parecían injustificadas partiendo de los hechos que se habían desarrollado con anterioridad. Roberto y Roger volvían a converger frente a frente. La soledad del penalti les devolvía a la primera línea de fuego. El guardameta castellano había salido idemne de la anterior batalla, pero quizás el principal enemigo del atacante no era el arquero. La cronología del encuentro impulsaba el tiempo presente. Todo adquiría calado y consideración. El duelo moría. Era la última bala para cambiar el signo de la confrontación en clave azulgrana. El Pistolero manejó con calma la tensión. No es una paradoja. Desde la ataraxia solucionó un enfrentamiento que se había complicado.

La acción es cuanto menos recurrente y todo un paradigma, si se trata de acentuar la consistencia y el enorme precio de las dianas conquistadas por Roger. No hay goles secundarios en un currículum personalizado que se marcha hasta las veinte dianas en el marco de LaLiga 1|2|3, cuando todavía restan diez choques para el ocaso definitivo de la competición. Es una constante desde que estrena su condición de anotador para dejar impresa su huella en el duelo que cruzó al Levante y al Alcorcón sobre el pasto del Ciutat de València en la segunda semana del curso en recorrido. Aquella jornada de finales de agosto de 2016 también escondió un paradigma que el paso del tiempo convirtió en algo así como en un incuestionable dogma de fe.

El atacante aprovechó un servicio de Campaña para inaugurar su expediente con un disparo lejano que ajustó al palo largo. Más tarde concluyó su obra firmando el primer doblete de la actual temporada. Hay una idea que perdura y que marca una tendencia; No hay vestigio de derrotas en los dieciséis partidos que trufa con el gol. ¿Y que conclusiones se extraen de las dianas del Pistolero desde un prisma más global, si se rastrean los veinte goles consignados? La respuesta permite ahondar en tres líneas de trabajo encadenadas que acentúan su extrema productividad en el ecosistema que conforma el Levante como entidad inscrita al ámbito de la categoría de Plata. Hay goles definitivos; goles que horadan encuentros y goles que mutan paisajes. En el primer capítulo planteado se podría recuperar la imagen de la confrontación ante el Mirandés con Roger ante Roberto. Su recuerdo perdura por la cercanía. Y sus efectos también.

El gol, es una evidencia incuestionable, resultó capital en la victoria levantinista. No es el único ejemplo que sigue estas trazas. Almería (1-0) Zaragoza (0-1), Lugo (1-0), Reus (0-1) o inclusive Huesca (0-2), anotó el segundo tanto, forman parte de esta sección que resalta su trascendencia absoluta en el resultado. En el segundo apartado habría que aludir a los choques ante el Mirandés (0-3), UCAM Murcia (0-2), Nàstic (2-1) o Valladolid (0-4). Hay un nexo en común, en todos puso la caldera del triunfo en ebullición inaugurando el marcador. La tercera sección, goles que alteran propuestas, introduce partidos como el disputado ante el Zaragoza en el Ciutat puesto que marcó el gol que rompía un inicial equilibrio (1-1). La secuencia es más profunda. El ajustado triunfo ante el Valladolid en Orriols (3-2) se gesta a partir de un gol que iguala el luminoso (1-1) tras adelantarse el bloque de Paco Herrera. En Almería (2-2) neutralizó el tanto de Quique en el arranque del segundo acto. Y hace escasas semanas frente al Córdoba (3-1) dejó en el olvido el gol de Héctor Rodas para comenzar a ratificar la victoria.