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Primer equipo

Un año después Alcaraz se convertirá en el segundo entrenador granota con más partidos en la elite

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Fue el 21 de octubre de 2014. Lucas Alcaraz se comprometió con la sociedad azulgrana por lo que restaba de temporada en el marco de la elite. El desafío parecía de enormes proporciones ante la dificultad que entrañaba. El reto de la permanencia en la máxima categoría surgía como objetivo motor de sus emociones. El preparador, nacido en Granada el 21 de junio de 1966, llegaba a un destino con el que curiosamente había coqueteado en un pasado no excesivamente alejado. Nada de lo que aparecía por el horizonte era nuevo para el técnico. Ni la magnitud de los propósitos enmarcados en la nueva aventura emprendida a orillas del lumínico Mar Mediterráneo, ni el escenario en el que se iba a mover, ni el contexto de un equipo instalado en la zona más pantanosa de la clasificación en la Liga BBVA. En ese sentido, no era un neófito. La envergadura del proyecto no parecía amenazar con engullirlo. Alcaraz se servía de su instinto para sobrevivir. Su hoja de ruta en el foso de los banquillos era muy profunda. Su experiencia era cuantificable y notoria para la envergadura de la intención final. El paso de la principal categoría no era fugaz. Su carta de presentación más inmediata reflejaba cincuenta y siete comparecencias con el Granada que condesaban un año y medio de estrecha vinculación acotado entre las fechas del 30 de enero de 2013 y el 30 de junio de 2014. Su principal legado fue mantener al equipo de la ciudad de la Alhambra asociado al ámbito de la Primera División.

Alcaraz no desoyó la propuesta azulgrana efectuada en las jornadas finales de octubre de 2014. El técnico hizo la valija y se embarcó en el proyecto azulgrana para aterrizar en el barrio de Orriols acompañado por Jesús Cañadas y Miguel Ángel Campos. Clandestino y apartado temporalmente de los banquillos, quizás su hábitat natural, volvió a cavar un foso a su alrededor para aislarse de contingentes inesperados y regresar a las trincheras del balompié. Una vez más; una constante en los últimos veinte años desde que accediera a dirigir los designios del Granada en Segunda División B en la franja intermedia de la década de los noventa. Hoy se cumple un año desde la entente establecida entre los mandatarios del Levante y Lucas Alcaraz. Guiños del destino, el preparador puede festejar este primer año asociado al club granota ascendiendo escalones en el podio de los técnicos con más presencia en Primera División. Lucas Alcaraz deja a sus espaldas una permanencia sufrida saldada en el penúltimo choque del curso en La Coruña. La historia está muy reciente.

No fue un recorrido sencillo. El viaje fue arenoso y enmarañado con períodos yermos, que parecían destinados a ensombrecer la perspectiva general, y momentos resplandecientes, instalados sobre el verde, para cimentar la reconquista. Desde ese prisma, ratificó la finalidad máxima del pliego de condiciones que envolvía su contrato. Mantener al colectivo ligado a la Primera División era la principal aspiración de los rectores y, por otra parte, la misión que justificó esta aventura en Valencia. Tras las ocho primeras batallas del curso 2015-2016, Lucas Alcaraz cumplirá treinta y nueve partidos al frente de la institución levantinista el próximo domingo en el Ciutat ante la Real Sociedad. El encuentro conlleva un registro en el plano personal. Alcaraz progresa en el catálogo de los entrenadores blaugranas supeditados en exclusiva a la elite. Un año después de su presentación oficial rebasará a Luis García y a Joaquín Caparrós con treinta y ocho enfrentamientos en Primera División durante los cursos 2010-2011 y 2013-2014.

Juan Ignacio Martínez sigue manteniendo la primacía absoluta con setenta y seis partidos en los ejercicios 2011-2012 y 2012-2013, pero por detrás la cola es notoria. Bernd Schuster rubricó treinta y cuatro confrontaciones en el curso del retorno a Primera División en la campaña 2004-2005. No obstante, Schuster no alcanzó la meta final. José Luis Oltra fue el encargado de dirigir la dirección de la institución en los cuatro choques que determinaban la resolución definitiva. Alcaraz puede mirar por el espejo retrovisor a Quique Martín, con treinta encuentros en la temporada del estreno en la principal división, 1963-1964, que aumentarían inmediatamente a treinta y dos, si se decidieran incluir en el serial la promoción de ascenso/descenso ante el Málaga del curso inmediato, 1964-1965, que devolvió a la entidad de Vallejo a la categoría de Plata. El legendario guardameta retornó al puesto que había dejado apenas un año antes y que había recaído en la figura de Enrique Orizaola. El ex entrenador del F.C. Barcelona consignó los treinta encuentros ligueros de la temporada 1964-1965. Más alejados, desde una perspectiva numérica, quedan Abel Resino con veintiocho envites a caballo entre los cursos 2006-2007 y 2007-2008 y Di Biasi con veinticinco duelos en el tramo central de la temporada 2007-2008.