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Primer equipo

Juanlu lideró a un Levante incandescente en la postrera visita del Nàstic al Ciutat

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El gol compendió el relato de la confrontación que cruzó al Levante y al Nàstic de Tarragona a mediados de marzo de 2010 en el Estadio Ciutat de València. Fue el postrer precedente entre dos contendientes que el próximo domingo, a partir de las 18.00 horas, convergerán sobre el verde del escenario del barrio de Orriols para avivar el fuego de una rivalidad, en el ámbito de LaLiga 1|2|3, cortada por los caminos divergentes adoptados por cada sociedad deportiva en la secuencia más reciente de la historia. Aquel choque, que reunió a la representación catalana y a las huestes azulgranas, con las fiestas josefinas contextualizando la cita, quedó marcado por la enorme voracidad anotadora de los pupilos dirigidos desde el banquillo por Luis García (6-1). Juanlu fue el encargado de agitar el encuentro en un abrir y cerrar de ojos. La celeridad fue un componente que la escuadra azulgrana manejó con firmeza para poner en franquicia el marcador y también para advertir a su rival de sus intenciones.

Los aficionados granotas hacían cábalas sobre el perfil de partido que se presentaba cuando Juanlu se manifestó sin sutilezas, ni rodeos ante la meta foránea para añadir una muesca más en su expediente personalizado. Fue el azote del gol. La fe de aquel Levante resultaba tan conmovedora como estremecedora. Eran jornadas de una absoluta claridad. Un anticiclón se había posado sobre su cabeza para dar rienda suelta a las esperanzas y sueños de los diferentes estamentos azulgranas sobrexcitados por los fastos que conmemoraban su primer centenario de existencia. En los días intermedios de marzo de 2010 un torbellino se había originado alrededor de la institución azulgrana. Era un bloque embravecido que parecía empecinado en convertir una quimera en una realidad tangible. El principal patrimonio del equipo fue la convicción y el ardor mostrado sobre el césped en cada enfrentamiento.

No había diques de contención para minar la autoestima de un bloque de espíritu inquebrantable. Después de un mes de diciembre alambicado comenzaron a surgir nuevos brotes en la epifanía del nuevo año. En esa fase de la competición, la escuadra azulgrana se había despojado de cualquier corsé que puede oprimir sus movimientos. El colectivo había liberado tensiones y se sentía irreductible. Triunfos como el conquistado en Cádiz ayudó a aumentar su autoestima (2-4). Su proyección en la clasificación resultaba incuestionable desde el nacimiento de 2010. Los datos avalaban esa tesis. El Levante desconocida los efectos de la derrota después del castigo que sufrió ante el Cartagena de Juan Ignacio Martínez en el Ciutat en los días finales de 2009 (1-2). Nadie fue capaz de someterlo. Desde esa fecha coleccionaba diez partidos encadenados sin converger con la derrota. El gol madrugador de Juanlu certificó el principio de autoridad granota. Su puesta en acción fue contundente.

El Levante ratificó sus lazos con el triunfo en el episodio final del primer acto. Juanlu, Pina y Javi Guerra rompieron el duelo (4-0). Luis César Sampedro, en su reestreno en el banquillo grana en su segunda etapa, trató de recomponer el envite en la reanudación con la entrada de una tacada de N’Gal, Álex Cruz y Rubén Navarro. Cualquier tentativa de resurrección parecía condenada ante el alma inexpugnable de un bloque que aumentó las distancias en el luminoso por mediación de Xisco Muñoz y Rafa Jordà. El tiempo ha difuminado el duelo. Siete años separan la narración del pasado y el presente, pero hay nexos de unión. Xisco Muñoz, uno de los goleadores de aquella cita, regresará al Ciutat ungido con la condición de segundo entrenador del Nàstic. Manolo Reina, suplente de Manu Herrera en la portería azulgrana en marzo de 2010, protegerá previsiblemente el arco tarraconense el próximo domingo.