
“La respuesta del equipo al gol ha sido pasar por encima del Alavés”, advirtió Paco López en su análisis de la confrontación que ha cruzado al Levante y al Alavés en el interior del Ciutat de València. La reflexión no era anecdótica. El grupo granota tuvo que desterrar sus miedos después de la diana conseguida por el conjunto vasco en...
Las bicicletas son para ir a entrenar
Las bicicletas son para ir a entrenar. Al menos en las pretemporadas desarrolladas en Ermelo. Parece una práctica habitual en los Países Bajos. El paisaje urbano está marcado por el uso de este medio de locomoción como alternativa de transporte. Su uso está generalizado y extendido. Y los jugadores de la primera plantilla del Levante no son ajenos a esta circunstancia. No se trata de una práctica novedosa. En las experiencias anteriores, en el corazón de Holanda, la distancia que separa la instalación escogida como cuartel general de la superficie elegida para entrenar solía cubrirse en bici. En las inmediaciones del Hotel Heerlickheijd Van Ermelo hay una vasta superficie sobre la que se apelotona un depósito de bicicletas. Hay un punto específico destinado en exclusiva a los jugadores de la sociedad levantinista.
Hay tantas bicicletas como futbolistas y cuerpo técnico desplazados en el stage recién iniciado que se alargará hasta el próximo domingo 5 de agosto. La expedición recibió a su llegada al País de los Tulipanes la pertinente tarjeta identificativa de su habitación y una llave adicional con un número que determina la bicicleta que pueden utilizar en las siguientes jornadas. Hay un culto por la utilización de la bicicleta en Holanda. Las carreteras menores que circundan Ermelo atestiguan su notable presencia. Hay un respeto mayúsculo en cada cruce. Los campos de entrenamiento distan a unos cinco kilómetros y medio del Hotel Heerlickheijd Van Ermelo. El ritual parece que va a contar con distintas reediciones durante la estancia granota en Holanda. En sesión matinal y en sesión vespertina los futbolistas recorrerán la distancia que aleja ambos espacios.
Cada integrante del grupo tiene asignada una bicicleta que es personal e intransferible. Cada futbolista debe hacer un uso responsable de los velocípedos asignados. Es también una máxima en tierras holandesas. La caravana en amarillo fluorescente se sumerge en el camino a recorrer por los frondosos y tupidos bosques de Ermelo. Es un paraje campestre dominado por todo tipo de fauna. Los robustos árboles conceden solera al itinerario. Las vacas, conejos y ocas contemplan el paso de los jugadores blaugranas. La práctica presenta una lectura dual. El desplazamiento permite adecuar los músculos al esfuerzo posterior sobre el tapete verde. Es una fase inicial en la jornada de trabajo. Al margen, permite reforzar los lazos de unión entre los integrantes del colectivo. Las chanzas y las muestras de connivencia se suceden en la ruta.