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​Morales desafía a Morales por el gol

Atención, la fecha de publicación de esta noticia es: 02/11/2017 14:24h.

El Levante parecía jugar al escondite en el feudo de Ipurua durante el relato inicial del encuentro liguero del pasado fin de semana que le cruzó ante el Eibar. No había treguas, ni concesiones en la lucha propuesta. La escuadra que prepara Mendilibar parecía someter a su adversario para entronización de la pareja conformada en el centro de la zaga por Chema y Postigo, imperial en el dominio de las acciones aéreas, pero, en ocasiones, nada es lo que parece acontecer sobre la faz del verde. De repente, el Levante asaltó los dominios de la meta eibarresa. Morales adquirió una pátina de brillo para conjugar con el vértigo. Sus botas son incandescentes. El Comandante se infiltró entre las líneas enemigas buscando aventuras de mayor calado y enjundia. Ivi lo vio todo con la claridad de un prestidigitador. Acarició el balón con fe y con determinación para aclarar los espacios. Morales ante Dmitrovic. La resolución todavía se recuerda. Está reciente. Morales sonrió por cuarta vez en el actual ejercicio del Liga, aunque contuvo las emociones por lealtad a la que fue su afición, pero en su interior hubo agitación. La mueca que dibujó su cara era el fiel reflejo del gol. Y el gol no es refractario a su figura en el amanecer de la competición.

Morales amenaza con desafiarse a sí mismo en su tercera temporada adscrito al universo de la máxima categoría. No se trata de una afirmación carente de significado. Su rúbrica está muy presente desde el desembarco de la sociedad azulgrana en el choque que estrenó el curso ante el Villarreal. Aquella jornada inaugural Morales aceptó el reto de los once metros cuando el partido cercaba su ocaso definitivo. El aspecto concede intrepidez y valentía a la acción por cuestiones más que evidentes. Las dudas no castigaron su mente. Ejecutó su pensamiento con decisión. Fue una especie de paradigma que se repite de manera constante en el curso de las diez primeras jornadas. En el feudo de Ipurua, un estadio, con el que mantiene una correspondencia que forjó su carácter identitario, alumbró la cuarta diana en el expediente personalizado del atacante levantinista.

Los datos son realmente elocuentes y advierten del desafío señalizado. Morales iguala en el tiempo presente el registro anotador del ejercicio inmediatamente anterior en el ámbito de la categoría de Plata. Puede ser el punto de arranque. Y hay que consignar que su rastro se perdió en los duelos encadenados ante el Real Madrid y Valencia por una inoportuna sanción. Los números presentados adquieren consistencia, si se escruta el pasado en el mismo ecosistema al actual. Morales estrenó su palmarés como jugador asociado a la Primera División en la temporada 2014-2015 con la adquisición en propiedad de tres goles (Eibar, Valencia y Espanyol). Una campaña más tarde prosperó para embellecer los registros hasta alcanzar la cifra de los seis goles (Eibar, Rayo, Celta de Vigo, Las Palmas, Getafe y Málaga). Es obvio que en la actualidad hay una mejora con respecto a los guarismos firmados en su presentación en LaLiga Santander con la camiseta del Levante.

Y no hay una distancia sideral con la cantidad obtenida en el ejercicio 2015-2016 (seis). La singularidad y el hecho que alimenta el desafío interno que parece perseguir radica en la cronología que marca el desarrollo del ejercicio en recorrido en el retorno a la elite. Nunca a estas alturas del curso se había expresado con semejante contundencia para condensar la esencia del gol. Su primer grito llegó en Eibar en la jornada séptima del curso 2014-2015. Y el siguiente se materializó en el derbi de la ciudad en Orriols en la semana decimosegunda en una jugada estratosférica. Un año después repitió ante el Eibar en la jornada cinco en el Ciutat, si bien no conjugó con el gol hasta el desenlace final del duelo ante el Rayo, en la jornada decimonovena. La temporada inmediata el camino liguero le dirigió hasta el enfrentamiento vigesimocuarto ante el Nàstic para fustigar las redes contrarias.

De fondo subyace una nueva cuestión que entronca con la significación y el influjo que presenta en el interior del ecosistema del colectivo azulgrana del presente. Y su autoridad se manifiesta desde una doble naturaleza que acentúa su condición de anotador y de pasador. Eibar fue testigo de esta patente dualidad que suele caracterizar sus movimientos sobre el césped. El gol, que le eleva en el pódium de los anotadores blaugranas junto a Bardhi, concordó con la asistencia sobre la aparición desde la nada del atacante macedonio. En la Copa del Rey prologó el tanto de Boateng en el Estadio de Montilivi. Los números señalan que se trata de uno de los especialistas del medio del campo con mayor clarividencia en tareas de finalización y uno de los futbolistas con mayor capacidad para desbordar, desequilibrar y eclipsar a sus adversarios desde las bandas. A esa pujanza deportiva habría que añadir la influencia que ha ido adquiriendo de puertas adentro en el seno del vestuario para coronar esa ascensión con la obtención de la capitanía junto a Pedro López, Roger e Iván.

Morales LaLiga Santander

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