
“La respuesta del equipo al gol ha sido pasar por encima del Alavés”, advirtió Paco López en su análisis de la confrontación que ha cruzado al Levante y al Alavés en el interior del Ciutat de València. La reflexión no era anecdótica. El grupo granota tuvo que desterrar sus miedos después de la diana conseguida por el conjunto vasco en...
Morales regresa al punto de origen con más de cien partidos en la elite
La imagen perdudará y desafiará el paso del tiempo para perpetuarse en la memoria del jugador madrileño. Su huella será imperecedera. San Mamés y el Athletic siempre irán en estrecha alianza con sus recuerdos. Quizás el relato de todo lo acontecido se mantenga fresco en ese espacio que potencia la retención de evocaciones. Todo ocurrió en los días finales de agosto de 2014. “Me acuerdo perfectamente. No fui convocado el primer partido ante el Villarreal en el Ciutat. Mendilibar me confirmó que iba a jugar. Fue un día muy imortante” rememora viajando hacia atrás en el tiempo en las entrevistas realizadas en las últimas semanas con motivo del primer centenario de confrontaciones sumadas en Primera División con el club de Orriols. La competición liguera nacía con la decepción que había provocado la derrota inaugural en el Ciutat ante el Villarreal.
Germinaba el proyecto que lideraba Mendilibar desde el banquillo. El técnico vasco marcaba el destino de Morales. Aquella jornada el Comandante madrugó para marchar con el bloque de los escogidos en dirección hacia Bilbao. Les esperaba el grupo que preparaba Valverde. “El míster me dijo que estuviera tranquilo y que jugara como sé. A partir de ahí las cosas saldrían bien”, advierte el protagonista reconstruyendo la acción y los minutos anteriores a su estreno en el ámbito exclusivo y selectivo de la elite. Los consejos del preparador fueron trascendentes para pausar su espíritu y apaciguar sus impresiones. “Debutar en Primera División es el sueño de cualquier niño cuando empieza a jugar”, reconoció a posteriori con ilusión pese a la derrota. Las emociones, desde un prisma individual, sacudían su interior.
Morales cerró su estancia en las filas del Eibar con un ascenso legendario. Fue una cesión productiva y enriquecedora, Apenas unos meses más tarde se aventuraba por un firmamento que ejercía una innegable fascinación. En cierto modo se cerraba un círculo después de proyectarse por la totalidad de los escalones menores del balompié nacional. Las luces se encendieron en San Mámes y su contador personal se puso en marcha, pero había infinidad de capas que sedimentaban un trabajo indivisible, pero indispensable que le catapultó hacia el rascacielos de la competición liguera. El eje de la cronología se desplaza en el presente hasta abril de 2018. El calendario no se ha detenido. El tiempo ha avanzado con firmeza, pero el reflejo de su estela con la elástica blaugrana no se ha difuminado. Lo demuestran los más de cien partidos en la elite, pero también el abolengo que presenta en el interior del vestuario.