
Quizás Roger esboce una sonrisa mayúscula si en la inmensidad del relato futbolístico que está protagonizando, desde su conversión en futbolista profesional, aparece el nombre del Real Club Celta de Vigo. Los motivos se agolpan y están justificados en virtud de todo aquello que aconteció en el capítulo final de duelo que reunió a la escuadra viguesa y al equipo...
Roger: “Hay que apartar la palabra ascenso y trabajar día a día y paso a paso”
Ilusionado y motivado. Son aspectos que se concatenan y que permiten ratificar el estado por el que atraviesa Roger en un verano especial desde un prisma personalizado, pero también desde una vertiente colectiva. Los desafíos se amontonan en un curso que nace bajo el signo de la esperanza. Hay un reto deportivo evidente, pero también desde una perspectiva más individualizada. Roger se siente reforzado tras ampliar los lazos contractuales que le unen con la entidad que le ofreció la posibilidad de conocer desde dentro los entresijos del fútbol profesional. “Hemos llegado a un acuerdo porque los dos queríamos lo mismo: yo quería estar aquí y el Levante lo mismo. El contrato que tenía es el que firmé con el filial, mis cesiones me han dado un valor en el mercado que no era el que reflejaba, el Levante estaba de acuerdo en lo que yo pedía y por intereses de otros clubes y lo que me ofrecía otra gente, me han dado lo que ellos ha pensado y lo que hemos estado de acuerdo”.
Por su mente únicamente pasa devolver la confianza que siente. “Para mí es un reto hacer goles y poder ayudar al equipo. Después de tres cesiones a equipos de Segunda que no me han ido nada mal, quitando la lesión, tengo la espinita clavada de haberme ido a dos clubes importantes con aspiraciones de subir a Primera y no haber logrado el ascenso”. El atacante siente que está a las puertas de una temporada que puede establecer una perceptible frontera con el pasado. Roger quiere adquirir trascendencia en el grupo que conduce Muñiz. “Necesitaba un año en que sepa dónde voy a empezar y dónde voy a terminar, para mí es un reto. Ojalá vaya todo rodado y me respeten las lesiones”. La ambición guía cada uno de sus pasos. Su intensión pasa por superar los registros anteriores. “No soy de marcarme cifras, siempre me gusta mejorar el año anterior y el año pasado hice ocho así que estaría bien llegar a los 15 y superarlo”.
Roger ofrece la claves para el curso que se intuye. La unión del vestuario y una versión cohesionada y sólida sobre el campo son componentes que acentúa. “El vestuario tiene que ser muy importante, va a ser vital recuperar la esencia del Levante, la unión. Es fundamental para que luego en el campo se refleje el compañerismo. El míster quiere que seamos un equipo sólido y que las pocas ocasiones vayan para adentro. En Segunda eso es clave”. El delantero valora la respuesta de una afición que está comprometida con su equipo como reflejan los once mil abonados. “Es de valorar tras un descenso que haya tanta gente abonada, tenemos que agradecérselo, sin ellos no somos nada. En Segunda División debemos estar todos juntos, con una afición que apriete en casa nos va a ayudar muchísimo y hará que estemos más arriba”.
Por último no eludió las responsabilidades de un bloque que sueña con regresar a la elite de nuevo. No obstante, su reflexión al respecto resalta la complejidad del desafío. No valen las etiquetas, ni la historia más reciente. Únicamente valen los hechos consumados. “No nos podemos engañar, el objetivo es el ascenso, pero con decirlo una vez ya está bien. Hay que apartar esa palabra y trabajar día a día y paso a paso, la Segunda es muy larga y si nos creemos que vamos a subir con la gorra nos equivocamos. La temporada es muy larga y tenemos que estar unidos, desde el principio mantener una regularidad porque se ve equipos que a priori no están llamados a estar arriba y mantienen la regularidad, el grupo está muy unido, son pequeños detalles los que hacen que el equipo funcione”.