
“La respuesta del equipo al gol ha sido pasar por encima del Alavés”, advirtió Paco López en su análisis de la confrontación que ha cruzado al Levante y al Alavés en el interior del Ciutat de València. La reflexión no era anecdótica. El grupo granota tuvo que desterrar sus miedos después de la diana conseguida por el conjunto vasco en...
Una jornada en las instalaciones de La Finca
El reloj sonó minutos antes de que la aguja se acomodara sobre las ocho. A esa hora estaba previsto el paso de los futbolistas azulgranas por la sala que hace las funciones del comedor. El desayuno esperaba al grupo. No es una comida insustancial, máxime cuando la hoja de ruta que marca la jornada del jueves establece una sesión en turno doble. Los componentes del plantel recuperan fuerzas bajo la atenta mirada de los servicios médicos de la institución. Hay que poner las bases de un día de duro trabajo. El orden ya está establecido. En realidad, no hay excesivas variaciones en esta fase de la pretemporada. Los jugadores y la realidad parecen formar parte de un bucle que se va repitiendo de manera constante en un momento crucial para la futura evolución del curso. La exigencia es manifiesta en el amanecer del período que antecede al arranque de la competición en el marco de la Liga BBVA.
El esfuerzo, en el plano físico, suele ser abrumador en esta fase y hay un incremento intensivo y proporcional de las diferentes cargas que se van estableciendo con la finalidad de conseguir el estado de forma idóneo. Al filo de las 9:30 de la mañana el plantel llega a la superficie del terreno de juego. En la tarde de ayer realizó una suave sesión de recuperación tras cubrir la distancia que separa Valencia de punto en el que realizarán la mini concentración pautada en tierras alicantinas. Fue una toma formal, pero la tendencia se empina. El trabajo es aristado. Los rayos del sol ya despuntan anunciando ese calor metálico propio de las jornadas de julio. Los jugadores compartirán experiencia en el interior del verde, pero también en las instalaciones anexas. La jornada se prevé larga y agotadora. Son los rigores del verano. El balón se ha convertido en el principal e inseparable aliado de los futbolistas durante algo más de noventa minutos, aunque las cuestiones físicas anteceden la llegada de la principal herramienta de esta actividad.
El sudor empapa el cuerpo de los futbolistas. Hay muestras inequívocas de cansancio, pero también hay señales de complicidad por parte de un grupo que hace del compromiso una patente. Este ejercicio de convivencia se convierte en un componente fundamental que incrementará su influjo en la estadía que la plantilla desarrollará en fechas próximas en Ermelo. La matinal no concluirá con el desenlace del entrenamiento realizado sobre el rectángulo de juego. Hay un entrenamiento subterráneo en el gimnasio y citas personalizadas con los fisioterapeutas para poner a tono la musculación. El mediodía concede una pequeña tregua. No obstante, no es indefinida. A las seis y media de la tarde está pautada la segunda sesión. Los jugadores volverán a calzarse las botas. Forma parte de la rutina habitual. No obstante, se adivina una catarsis para la jornada de mañana viernes. El balón rodará en las instalaciones de La Manga. El Levante se medirá al Bournemouth en el primer ensayo del verano.