
La distancia entre el bien y el mal en la disciplina del balompié puede ser muy angosta. Quizás lo sintió en primera persona José Campaña. Un escalofrío recorrió el cuerpo del mediocentro cuando comprobó el mortífero viaje que emprendió el balón. Parecía una acción de resolución funcionarial. El centrocampista se revolvió sobre sí mismo en busca de Oier. No había...