
El Ciutat de València conforma el paradigma de la resistencia en el marco de LaLiga 1|2|3. Se trata de una instalación infranqueable al asedio de sus adversarios. Devastar sus muros parece una quimera; una misión inalcanzable durante la evolución del curso que ya va avanzando para acercarse hacia su ocaso. La escuadra que prepara López Muñiz se muestra intratable como propietario del coliseo ubicado en el corazón del barrio de Orriols. El latido de su corazón es colosal. Y su espíritu, imperturbable. El grupo ha lacrado este emplazamiento que surge a la mirada de sus oponentes como una muralla imponente que adquiere dimensiones ciclópeas. Y desde la jornada trigésima de la competición liguera sobresale, si se acentúa el contenido de ese capítulo que le hace impenetrable, en el universo de la categoría de Plata. Su consistencia es incuestionable. Orriols se queda solo, máxime tras los tropiezos del Girona y Tenerife.
Desde ese prisma, el Ciutat de València surge imponente como la personificación de la rebeldía después de contabilizar sobre su suelo quince enfrentamientos resueltos con la suma de 41 puntos. Es el único escenario refractario al signo de la derrota. Se suceden las jornadas, pasan las estaciones, para dar la bienvenida a la primavera, y las victorias caracterizan cada movimiento de los jugadores vinculados a la entidad azulgrana en su espacio más íntimo y cercano. Roger se proyectó desde los once metros para abrazar una victoria que el Almería trató de poner en duda en los minutos finales de la cita. El atacante no titubeó desde el punto de penalti. Es una práctica del juego que controla. Domina el arte de la prestidigitación para someter la voluntad de los guardametas con esa mirada impávida anunciadora del gol. Una vez más venció al arquero. El meta se orilló hacia el costado izquierdo mientras por el rabillo del ojo contemplaba como el esférico marchaba con determinación hacia el espacio contrario del marco. El líder no erro en condición de casero, pese al vigor y al entusiasmo mostrado por el bloque que conduce Ramis, principalmente en el relato último de la confrontación.
Los hechos se precipitaron durante la jornada vespertina del pasado fin de semana. El epicentro de la acción quedó fijado en puntos equidistantes. Girona y Tenerife, Montilivi y el Rodríguez López cobraban trascendencia ante los acontecimientos que se podían suceder. Sus escenarios eran los postreros símbolos de la resistencia junto al Ciutat de la división. En cada escenario surgía una confrontación despiadada. La banca saltó por los aires cuando sobre el horizonte comenzaba a adivinarse la noche. El Cádiz y el Reus lograron mancillar sus muros protectores para certificar la primera derrota como local del más inmediato perseguidor de las huestes levantinistas en la clasificación y del colectivo tinerfeño que no conjugaba con la derrota en el Estadio Heliodoro Rodríguez López desde enero de 2015. El Ciutat se acoraza en LaLiga 1|2|3. Su verde esconde un laberinto de difícil orientación para sus oponentes. Y trata de mantener un encanto virginal.