
El Levante descorre el telón de LaLiga 1|2|3 en el feudo de Los Pajaritos de Soria
El Levante saltará mañana el feudo de Los Pajaritos de Soria para medirse al Numancia desde las 19:00 horas. LaLiga 1|2|3 se manifiesta y surge ante la mirada escrutadora de los jugadores azulgranas en su máxima expresión. Atrás queda un período de transformaciones y de cambios profundos después de algo más de un lustro, seis cursos consecutivos, entre los inquilinos que conforman la hoy denominada LaLiga Santander con una aventura incluida en el formato de la competición Europea. Todo ese ciclo tan cercano forma parte de un pasado que la entidad granota tratará de reverdecer con la mayor celeridad posible. Y la primera parada se encuentra en tierras sorianas. En cierto modo, el Numancia condensa todas las singularidades que caracterizan a la categoría de Plata del tiempo más presente. Es uno de los habituales en ese ecosistema desde que apareciera con fuerza hacia mediados de la década de los años noventa del siglo pasado para quedarse e inclusive flirtear con alguna comparecencia en la elite. La escuadra que prepara López Muñiz regresa a un espacio que conoce con detalle. Y ell desafio está enmarcado.
En ese sentido, nada parece nuevo para un club que suma treinta y nueve comparecencias a lo largo de su centenaria historia en el ámbito de la Segunda División, un aspecto que le sitúa entre las entidades más experimentadas en ese firmamento. Otro hecho muy distinto es el que hace referencia a su actual estatus. Su condición de recién descendido le cuelga de forma inmediata el cartel de principal favorito sobre si piel. “Hay quince equipos más así”, dijo Muñiz ayer abriendo el abanico de aspirantes. Se trata de una variable que se repite constantemente en cada arranque del curso, pero que no siempre se cumple de manera fidedigna. Y los ejemplos se amontonan en la Hemeroteca. Los roles fijados, antes del nacimiento de la competición, no siempre marchan en correlación con las prestaciones finalmente emitidas sobre el interior del campo. Ese tránsito es muy complejo de fundamentar.
Es uno de los misterios que los jugadores azulgranas tendrán que resolver y quizás el principal componente con el que deberán contender desde una perspectiva psicológica y emocional. En infinidad de ocasiones el principal enemigo del Levante puede ser el propio Levante. Y no parece una paradoja. Nada es lo que parece en un universo de tendencia igualitaria. El parné, el pedigrí o el patrimonio no se convierten en elementos diferenciadores. Caer preso de la ensoñación que genera el pasado puede producir monstruos. Muñiz conoce los entresijos de la categoría. Hay muescas en su expediente como jugador y también como técnico. Desde que alzara el telón de la pretemporada el preparador asturiano ha tratado de inculcar a sus pupilos los valores de este marco tan uniforme y homogéneo como exigente. La libreta que exhibe acentúa una versión prusiana como equipo y un sentido gremial y de asociación elevado a la enésima potencia.
Son aspectos identificativos que entroncan con los postulados de la división. La casta, la fe y la ambición cotizan en este mundo donde impera la paridad. El verano ha sido realmente movido. El Levante ha mudado su espina dorsal con la incorporación de más de diez jugadores. La mayoría de los escogidos dominan los códigos que imperan en la categoría de Plata. Hay batallas en sus botas. Es un principio que ejerce de ligazón. Muñiz corroboró ayer en rueda de prensa que se siente a gusto con el bloque estructurado. No obstante, se trata de un arma de doble filo. Las leyes que emanan de la lógica resaltan términos tales como la paciencia o la calma en la configuración definitiva de una proyección y de un colectivo, tras las permutas realizadas, pero las leyes del fútbol son, en ocasiones, despóticas y no siempre marchan en consonancia con esta idea.