Una temporada que jamás olvidaremos: el Levante UD vuelve a Primera
“Todo va a salir bien”. No era una simple frase. Fue una promesa, una declaración de intenciones, un destello de fe encendido por Julián Calero el día que fue presentado como nuevo entrenador del Levante UD. Y así empezó esta historia. Con ilusión, con mucho trabajo, con humildad y con una idea clara: devolver al equipo al lugar que merecía.
Llegaron refuerzos. Unai Elgezabal, procedente el Burgos CF; Diego Pampín, del FC Andorra; y Víctor Jr., de la cantera del Real Valladolid, se sumaron a la causa. Y regresaron a casa dos ídolos, dos referentes del levantinismo: Vicente Iborra y José Morales. Con ellos volvió también la esperanza. Y no tardó en verse reflejada en el césped. La temporada arrancó con fuerza: tres victorias, dos empates… y el equipo invicto hasta la jornada 6. El sueño empezaba a tomar forma.
La DANA que lo cambió todo
Pero la vida, como el fútbol, también golpea. El 29 de octubre Valencia quedó paralizada a causa de la DANA que asoló el territorio. El agua lo cubrió todo: calles, casas, instalaciones… El fútbol también sufrió sus consecuencias. Ese día, el Levante UD tuvo que cambiar su rutina de entrenamiento en la Ciudad Deportiva al estar los terrenos de juego y las instalaciones totalmente anegadas y, esa misma noche, el equipo debía viajar a Pontevedra para la disputa de la Copa SM El Rey. Algunos de los jugadores e integrantes del cuerpo técnico se vieron atrapados e incomunicados en sus domicilios y los planes fueron cancelados. Con el paso de los días, la actividad pudo retomarse, pero nada era igual. El Levante UD, como tantos otros, tuvo que adaptarse. La imposibilidad de llegar a la Ciudad Deportiva hizo que los entrenamientos se trasladaran al Ciutat de València, que dejó de ser solo un estadio para convertirse en centro logístico de recogida y distribución de alimentos, ropa y productos de primera necesidad que llegaron desde todos los puntos del país. Todos los estamentos del club colaboraron y estuvieron presentes en esta operativa que se puso en marcha para ayudar a la sociedad valenciana. Asimismo, el equipo, tras las sesiones de entrenamiento que llevaba a cabo en el Ciutat de València, cambió su trabajo sobre el césped por la colaboración en la recogida y distribución de todo el material recibido.
Más que fútbol
Tras un par de semanas en las que las localidades valencianas afectadas por la DANA trataban de levantarse, la competición se reanudó y, el 16 de noviembre, el Estadio Ciutat de València vivió un encuentro que fue mucho más que fútbol. Fue homenaje, recuerdo y emoción. El Levante UD recibió al Elche CF para disputar su primer partido tras la catástrofe y fue inevitable sentir que nada era igual. El club preparó una serie de iniciativas para recordar a todas las personas afectadas por la DANA y la carga emocional para todos los presentes era muy alta. Asimismo, los jugadores saltaron al terreno de juego con unas camisetas especiales manchadas de barro, como símbolo de lucha, que, posteriormente, fueron subastadas para recaudar fondos y continuar ayudando a los que más lo necesitaban.
El camino sigue
Precisamente, tras ese encuentro en casa ante el Elche CF, el equipo viajó a Pontevedra para disputar el partido de Copa SM El Rey que fue aplazado por la DANA. El Levante UD cayó derrotado en esta primera eliminatoria en un encuentro para olvidar frente a un equipo que, en las siguientes rondas, se impuso al RCD Mallorca y al Villarreal CF. La derrota dolió y sirvió para aprender de los errores y seguir mirando hacia delante en la competición liguera.

Un enero invicto
Con la llegada del nuevo año, se produjeron salidas como la de Fabrício al EC Vitória y Andrés García al Aston Villa, además de la cesión de Óscar Clemente al FC Cartagena. Pero también llegaron refuerzos como Álex Forés, del Villarreal CF; Manu Sánchez, del Górnik Zabrze polaco; e Ignasi Miquel, del Granada CF. Y, sobre todo, llegaron resultados. El equipo afrontó el mes con cuatro encuentros: los tres primeros de la segunda vuelta y el partido ante el CD Tenerife aplazado en noviembre a causa de la DANA. Tres partidos como visitante y uno como local. Pese a la intensidad del calendario, los de Julián Calero comenzaron con energía superando el mes con tres victorias y un empate. Enero fue invicto. El equipo crecía. Crecía en juego, en confianza y en unión.
El punto de inflexión
Una de las puntos fuertes del equipo hasta el momento había sido convertir el Ciutat de València en un fortín, pero el 3 de febrero llegó la primera y única derrota en casa frente al Racing Club Ferrol. Este no fue más que un pequeño tropiezo en la trayectoria de un Levante UD que continuó puntuando y ganando ante rivales directos y llegó al mes de marzo con la ilusión intacta.
Los levantinistas visitaron el campo del CD Eldense, un rival que se encontraba en plena lucha por la salvación y que con el nuevo técnico se había convertido en uno de los equipos menos goleados y había recobrado confianza. La visita no se antojaba sencilla, pero el Levante UD nunca se rinde y lo demostró. En los últimos minutos del primer tiempo, los locales se adelantaron en el marcador y, pese a que el conjunto granota lo intentaba, el empate no llegaba. Si algo caracterizó a este equipo durante toda la temporada fue su espíritu de lucha y el no darse nunca por vencido y, pese a que los minutos avanzaban, los levantinistas continuaban intentándolo. La recompensa llegó en el minuto 90 con un gol de Roger Brugué que hizo vibrar a la grada y ayudó a seguir creyendo. Sobre la bocina, a falta de pocos segundos para la finalización del tiempo añadido, llegó el gol de Carlos Espí para remontar y conseguir tres puntos muy valiosos que fueron un punto de inflexión en la trayectoria del equipo. Esta victoria fue una declaración de intenciones y la segunda de una serie de cinco triunfos que se lograron de manera consecutiva. Un hito que desde 2018 no se había conseguido.
En este mes de marzo, el equipo también conoció el traspaso de uno de los hombres de casa. Kochorashvili se incorporaría al Sporting de Portugal al finalizar la campaña tras el acuerdo con el club luso, mediante el cual el centrocampista continuaría siendo jugador del Levante UD, en calidad de cedido, hasta final de temporada.
Los días de mayo
El Levante UD continuó con su carrera hacia el ascenso, situándose en la zona alta de la clasificación y peleando por los primeros puestos que daban derecho a lograr subir de categoría de manera directa. La batalla estaba en su punto álgido y tocaba ataviarse con el vestido de guerreros. Llegó la recta final del campeonato y con ella la explosión de alegría. Nos remontamos al 10 de mayo cuando los levantinistas tenían una visita muy complicada a casa del líder, el Elche CF. Primero contra segundo se veían las caras en un duelo de altos vuelos. La afición se desplazó de manera masiva al Martínez Valero, quería estar al lado del equipo en este encuentro tan importante. Un doblete de Roger Brugué desató la euforia en la grada visitante donde los aficionados vieron cómo su equipo se marchaba al descanso con un 0-2 en el marcador. Tras la reanudación, los locales recortaron distancias, pero, diez minutos más tarde, Álex Forés volvió a agrandarlas anotando el tercer gol para el conjunto granota que acabó sumando tres puntos muy importantes en lo deportivo y en lo emocional. Esta victoria le permitió ponerse a un punto de su rival y añadir un plus de confianza dentro del vestuario.
En la siguiendo jornada, el Levante UD recibió al Albacete Balompié en un Ciutat de València que presentó un ambiente extraordinario y logró un nuevo triunfo que le situó en lo más alto de la tabla clasificatoria. Los de Julián Calero afrontaban, de esta forma, la penúltima jornada de la competición con serias opciones de conseguir el ascenso de manera matemática. Con 73 puntos en el casillero, el equipo granota era perseguido de cerca por el CD Mirandés y Elche CF, con 71 puntos, y el Real Oviedo con 69 puntos. Por tanto, para certificar el ascenso, el Levante UD debía conseguir la victoria y esperar a que el CD Mirandés o el Elche CF no ganaran en sus respectivos compromisos. En caso de empate, la atención había que ponerla también en el Real Oviedo que no debería ganar en su partido.
El final soñado
Burgos era el siguiente reto. Y el guión fue épico. Al equipo se le puso todo en contra desde los primeros compases. Comenzó perdiendo en el minuto uno, el guardameta adivinó el lanzamiento de Pablo Martínez desde los once metros… Pero el Levante UD nunca se rinde. Morales puso el 1-1 en el marcador. Pese a ello, el Burgos CF volvió a ponerse por delante y los levantinistas se marcharon al descanso con desventaja en el electrónico. Tras el paso por vestuarios, el equipo no lograba transformar su peligro en goles y, aunque lo intentaba de todas las maneras, el gol se cotizaba muy caro para el conjunto granota. Para complicar todavía más la tarde, llegaban noticias de los otros estadios donde se estaban disputando los encuentros de los rivales directos y nada favorecía a los valencianos. El Elche CF y el Real Oviedo ganaban sus respectivos compromisos.
Con estos resultados, al Levante UD solo le valía ganar y esperar a que el CD Mirandés no lo hiciera. Llegó el minuto 84 en Burgos y el rostro de los levantinistas se transformó. Roger Brugué estableció el empate y la grada enloqueció. La afición volvió a creer y, más que nunca, alentó a los suyos para ir a por la victoria en los últimos minutos. El Levante UD se encontraba a un gol de vivir un momento histórico y, tal y como lo había demostrado en anteriores jornadas, iba a buscar la gloria hasta el último aliento. El colegiado añadió ocho minutos de descuento y cuando el cronómetro indicaba el minuto 96 apareció la magia de Carlos Álvarez. Un zurdazo para la historia. Un gol para toda la vida. Mientras el marcador del CD Mirandés no se movía, en El Plantío estallaba la locura.
El pitido final no solo selló un ascenso, selló una conexión única entre equipo y afición. Los jugadores no habrían podido conseguir el objetivo sin sus aficionados y los aficionados habían vuelto a recuperar la ilusión gracias a sus jugadores. Sobraban las palabras. Lágrimas de emoción, de recuerdos, abrazos, sonrisas y miradas que lo decían todo. El Levante UD volvía a Primera División.
El broche de oro
Al Levante UD todavía le quedaba cerrar la temporada en su hogar, con toda su gente, y tenía por delante otro gran reto: el de poner el broche de oro a la campaña proclamándose campeón de Liga. La visita de la SD Eibar concluyó de la mejor manera posible, con un triunfo para los levantinistas, gracias al gol de Dela, que les permitió levantar la Copa de Campeones de LALIGA HYPERMOTION y concluir la temporada con honores. Una imagen icónica que quedará para la posteridad.
La temporada fue una lección de vida, de resiliencia, de unión, de amor y pasión por unos colores, por un escudo, por un club y por una ciudad. Porque sí, todo salió bien.