El sexto enfrentamiento de la pretemporada ya está fijado. El Levante regresará al verde en la tarde de hoy. Lo hará en Teruel al filo de las siete de la tarde. Enfrente surge la imagen del Real Zaragoza. Dos viejos rivales de andanzas durante las postreras campañas que volverán fijar sus miradas en un nuevo ensayo previo a un desembarco liguero que ya se anuncia. Quizás un verano sin la pertinente visita a la capital turolense pierda sentido. Se trata de una cita habitual en la historia más reciente. Desde esa perspectiva, los pupilos de Muñiz cumplen con la tradición que significa competir en el Estadio de La Pinilla.

El grupo se ha ejercitado en sesión matinal en las instalaciones de la Ciudad Deportiva de Buñol. La agenda del preparador asturiano no concede treguas. Hay una cierta efervescencia en el entorno azulgrana tras el aterrizaje de Doukouré y el retorno de Róber Pier a la disciplina blaugrana tras su exitosa etapa durante el curso recién finalizado. El zaguero cerró el pasado jueves el debate establecido con su vuelta al feudo de Orriols. Por su parte, la jornada de ayer estuvo marcada por la entente establecida con el centrocampista de origen marfileño que defendía el escudo del Metz en las postreras campañas en el universo de La Ligue 1 francesa.

Muñiz gana músculo y potencia en la sala de máquina con un jugador con recorrido y presencia en esa zona de influencia. El partido ante el Real Zaragoza cruza a dos adversarios que compartieron espacio en el marco de la categoría de Plata en el ejercicio anterior. La exigencia no varía. El Real Zaragoza tiene abolengo. El Levante se enfrenta a un proyecto que busca reverdecer un pasado todavía muy cercano en el marco de la elite. Sin embargo, nadie trata de perder la perspectiva. El partido queda contextualizado en la fase de preparación previa al nacimiento de la competición liguera.